Era una señora tan fea, pero tan fea, que cuando fue a un concurso de feos le dijeron:
"Lo sentimos, no aceptamos profesionales
Un codicioso estaba hablando con Dios y le pregunta:
Dios, ¿cuánto es para ti un segundo?
Y Dios le contesta:
Mil años.
¿Y un centavo?
Mil pesos.
Luego el codicioso le responde:
Entonces, regálame un centavo.
¡Espérame un segundo!
Era una señora tan gorda, tan gorda, tan gorda, que se hizo un vestido de flores y se acabó la primavera
Una mujer era tan gorda, pero tan gorda, que cuando murió la cremaron dos veces porque a la primera había quedado cruda.
Era un hombre tan pobre, pero tan pobre, que la última vez que comió carne fue cuando se mordió la lengua.